
Un estudio realizado por la Agencia Australiana de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (Arpansa) analizó los datos de 63 estudios que abarcaron a millones de personas en 22 países que poseían cánceres del sistema nervioso central, tumores de glándulas salivales y tumores cerebrales.
Por lo tanto, dicho trabajo se encargó de revelar si en verdad existe una relación entre el uso de los teléfonos celulares y el riesgo de contraer cáncer.
Al conocer los resultados de la investigación, se descubrió que no hubo aumento en los casos de cáncer cerebral en personas que utilizan de forma prolongada estos dispositivos (considerando 10 años o más).
Según afirman, tampoco se hallaron mayores riesgos de leucemia o cáncer cerebral en niños expuestos a radio, transmisores de televisión o torres de telefonía móvil. Por lo tanto, enfatizan que la evidencia más reciente sugiere que los teléfonos celulares no son transmisores de agentes cancerígenos.
Estas declaraciones contradicen a la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, vinculada a la OMS, que en 2011 señaló a la exposición a las ondas de radio como un posible agente cancerígeno para los humanos. Sin embargo, otros expertos indicaron que el organismo no recolectó pruebas suficientes.
