
Colin Parrish, profesor en virología veterinaria de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) que estudia este virus en animales, buscó transmitir tranquilidad explicando que no hay motivos para preocuparse, ya que si los perros fueran muy susceptibles a la enfermedad, habría muchos más casos.
De hecho, sostuvo que era esperable que se desatara esta situación, ya que las mascotas suelen lamernos el rostro y generar muchos momentos de cercanía con nosotros, y la viruela símica se contagia por contacto.
Si bien no se tiene más información sobre el caso del galgo, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos creó una lista de los posibles efectos del virus MPOX en animales.
Estos son, además de las ampollas: letargo, falta de apetito, tos, y secreción nasal o de ojos. Por ese motivo, ante cualquiera de estas reacciones es aconsejable acudir a un veterinario.