
El primer tiempo hubo un solo equipo en cancha: Estudiantes de la Plata. El conjunto que dirige Domínguez sorprendió al Fortín, que arrancó todavía mareado de la vuelta olímpica de la semana pasada, y lo pasó por arriba al flamante campeón de la Liga Profesional.
Con Santiago Ascacíbar y Enzo Pérez, en un mediocampo superlativo, el Pincha parecía con una marcha más frente al club de Liniers, que tuvo pocas respuestas en el primer tiempo. Por eso no fue casualidad el doblete en cinco minutos de los platenses con dos pelotas paradas. Primero, un cabezazo inatajable del uruguayo Sebastián Boselli que rebotó en travesaño y pegó en la espalda del arquero Tomás Marchiori para abrir el marcador. Segundo, en una pelota dividida en el área, le quedó al colombiano Alexis Manyoma para un 2-0 más que justo.
El Fortín intentó algún ataque con Brian Romero, con un remate de media distancia de Maher Carrizo o una volea de Francisco Pizzini. Sin embargo por falta de profundidad, una merma física evidente y las respuestas del arquero Matías Mansilla, Vélez no fue el de siempre.
En el segundo tiempo no cambió demasiado el trámite. Un Vélez totalmente diezmado físicamente, sin su entrenador en el banco de suplentes, se mostró digno en la derrota (jugó todas las finales del fútbol argentino este año): fue en busca del gol con las pocas armas que le quedaban. Y en ese intento sin éxito del Fortín, Estudiantes, agazapado para meter el zarpazo final, encontró el gol que liquidó el partido. Un centro milimétrico de Eric Meza por la derecha, y un cabezazo de goleador de Carrillo para gritar campeón.